Sala de los Menesteres

Estaba muerta de aburrimiento, pero ya sabía que Eléanore ya estaba aquí solo tenía que encontrarla y es que el castillo era enorme y no sabía donde buscarla, y no iria a la torre de Ravenclaw, no quería ver a William y sabía que el ya había llegado, pero sabía también que si lo veía las dudas seguirían atormentandome. Tenía que escapar de todo.
Claro por que no lo pensé antes, iré a meditar a la sala de Menesteres...
Corrí tan rápido como pude hasta que llegué al pasillo y camine tres veces pensando en un escondite, hasta que se materializó la gran puerta y entre cantando...
-Midnight memories, oh oh oh Baby you and me Stumbling in the street Singing, singing, singing, singing Midnight memories, oh oh oh Baby where we go? Never say no Just do it, do it, do it... Midnight memories, oh oh oh Baby you and me Stumbling in the street Singing, singing, singing, singing Midnight memories, oh oh oh Baby where we go? Never say no Just do it, do it, do it, do it...- me callo de golpe y veo una silueta recargada en la pared, corró hasta ella y la abrazo, se me escapan unas lagrimas -Te extrañe tanto Elie.-

Me encontraba una vez más paseando por el enorme castillo buscando algo que hacer, finalmente una idea llegó a mi mente y comencé a caminar con paso decidido hacia el único lugar que me podría brindar algún entretenimiento en esos momentos. Finalmente llegué a la enorme pared de piedra y pensé en un lugar tranquilo que me sirviera de escondite.

Caminé tres veces en frente de ésta hasta que se convirtió en una puerta masiva de madera, entré silenciosamente y me encuentro con un lugar lleno de almohadas para sentarse en el piso y algunas estanterías con libros. Me puse a rebuscar entre ellas hasta encontré algo de mi agrado, me senté en el piso recargada contra la pared y comencé con mi lectura.

Pasó un rato y escuché la puerta materializarse y comenzar a abrirse, giré los ojos ya que no necesitaba la presencia de nadie en éstos momentos. Cerré mi libro y lo puse a un lado cuando Almeida entró a la sala. Me paré inmediatamente y corrí a abrazarla, casi levantándola del piso. -¡Te extrañé muchísimo! ¿Cuándo llegaste?- le pregunté.

Sentí en el abrazo de mi amiga el cariño que tanto anhelaba de mis padres y del que no tenían tiempo de darme, mi madre con sus carreras y mi padre con su manía de sangre limpia... Eléonore era la única en quien confiaba. Nos sentamos en los cojines que habia alrededor y conteste a su pregunta. - Hace un par de días, pero no sabía que habías llegado, hasta que escuche a Peverell-me sonrojo al decir su apellido -algo de que si Patrick ya sabía que habías llegado, y tú cuándo llegaste?? Qué has hecho?? Cuentamelo todo...-

Sentía su fuerte agarre hacia mí, sabía que seguro había sido difícil pasar las vacaciones con su madre. Nos sentamos tranquilamente en los sillones, me sentía feliz de finalmente encontrarme con alguien en el castillo con quien no tenía que discutir ni andar con aires de superioridad. Me sorprendí al saber que llevaba aquí un par de días. -¿En serio? ¿Y por qué no te había visto?- le reproché bromeando.

Solté una risita al ver la forma en que Almeida titubeaba al mencionar a William. Decidí sacarlo al tema un poco más adelante porque al instante comenzó a preguntarme sobre mis vacaciones, pero no dejé pasar su comentario de Patrick. -¿Qué? ¡¿Patrick ya llegó?! ¿Por qué nunca me entero de nada?- pregunté quejumbrosa, pero riendo levemente. Me dispuse a contestar sus preguntas.

-Pues... llegué hace bastante, de hecho.- suspiré. -Realmente no he hecho mucho, esto se pone muy aburrido cuando el castillo está vacío, nada más que encuentros inoportunos.- sonreí al recordar mi encuentro con Kaetara en la biblioteca. -Adivina con quién tuve el placer de pasar un rato agradable en la biblioteca, conversando amablemente.- dije toda la oración sarcásticamente.

Sonreía al saber que le había alegrado en día a mi gran amiga, -Pues eso es lo que escuche, creó que llego apenas, seguro esta desesperado buscandote como loco.
Hice un gesto, no sabía con quién se había encontrado, aunque lo sospechaba había mucha gente que no era de su agrado, como Kaetara pero no estaba segura. -Mmm, no se, puede que sea tu "mejor amiga", la pesada de Kaetara o tal vez mi "super cuñis" Aileen- arrugo la nariz de pensar en ella. -Pero si es ella tal vez ya llegó Adam, lo extraño mucho- suspiro.
Me preparo para escuchar un buen chisme se que ser algo interesante mientras mi cabeza, va prensando en Adam. Y he pensado en ir de picnic, Eléanore, Patrick, Adam y yo las dos parejas más felices del colegio.

Escuché su respuesta sobre Patrick pero decidí ignorarla, ya luego me ocuparía de eso, en ese momento prefería concentrarme en ver a mi mejor amiga después de tanto tiempo. Vi que se detenía un momento a pensar a quien me refería en mi comentario, sonreí satisfecha cuando respondió correctamente.

-Exacto, Kaetara.- giré los ojos. -Vaya, que insoportable es ésa. Ya sabes, empezó con sus comentarios tontos sobre Patrick y luego se la regresé diciéndole cosas de su padre, ya sabes como se pone.- me reí, recordando todo lo que nos habíamos dicho aquel día. -Después empezó a decirme todo lo del matrimonio arreglado, pero claramente no iba a dejar que tocara ese punto, entonces le cambié el tema y no sé de donde sacó una estúpida bola de cristal y se puso a leerme mi "futuro".- hice comillas en el aire en la última palabra.

-Después le saqué el tema de William, no sé si te enteraste.- sonreí emocionada, me encantaba contarle de todo lo que me enteraba a Almeida. -Pero me contó Peverell que se fueron a Cabeza de Puerco y que Kaetara estaba encima de él.- sonreí burlonamente. -Se la pasa diciendo que odia a las serpientes y mírala... que cínica.

Escuché su comentario sobre Adam, sabía que ella lo quería muchísimo, pero tampoco era como que pudiera ocultar su leve atracción hacia Peverell... -Me parece que tu cuñada favorita ya está aquí, por suerte no me la he encontrado en ningún lado, pero no he visto a Adam...

Me levante de un salto, hecha una completa furia, si furiosa como un basilisco, pero que se creía esa tipa, camine de un lado a otro hablando en parsel y en castellano al mismo tiempo. -Pero que le pasa a Peverell- estaba roja como un tomate, estaba furiosa detestaba sentirme así por Peverell, y detestaba a Font, como se atrevia a acercarse a William eso no lo iba a permitir, soy hija del gran Salazar y ninguna mujercita iba a pasar por encima de mi, eso jamás. -Pero como se atreve esa maldita 'Sangre Sucia'...- inmediatamente me arrepentí de mis palabras y encamine mi mirada a mi amiga, yo no pensaba como mi padre y William y no menospreciaba a los nacidos de muggles y menos a ella, Eléanore, era mi mejor amiga la hermana que no tuve y no quería que mi comentario por Kaetara la hiciera sentir mal, no a ella. Titubie al disculparme estaba muy apenada y lo que menos quería era pelear con ella. Lo siento, no quería ofenderte, eres mi mejor amiga y sabes que yo no pienso que los nacidos de muggles sean inferiores, pero Font me saca de mis casillas, ella es punto y a parte de ella si pienso lo peor, como se atreve a poner sus ojos en William... terminé mi letania y me acerque a mi amiga la abracé fuerte y le pedí mil disculpas. Odiaba sentirme así y es que odiaba sentirme así por William Peverell, necesitaba con urgencia a Adam solo teniendolo cerca calmaría esto que estaba sintiendo.

Solté una risita al ver la reacción instantánea de Almeida ante el comentario sobre Peverell, vaya como le encantaba ese hombre. Sacudí la cabeza todavía sonriendo, observando su reacción. Podía notar el enojo en sus ojos, vamos, le encantaba que Peverell estuviera detrás de ella, y el enterarse de que había estado coqueteando con una de nuestras enemigas le ponía los pelos de punta.

En cuanto hizo mención a las palabras "sangre sucia" dejé de reírme inmediatamente y la miré sorprendida, al principio porque no estaba acostumbrada a que Almeida utilizara tales expresiones, ya que siempre le había molestado que su padre las utilizara, pero después me dolió un poco que la llamara de esa manera, porque yo era exactamente igual que ella en ese aspecto.

Observé como se callaba al instante, dándose cuenta de su error y comenzó a disculparse rápidamente. Hablaba muy rápido, sabía que no lo había hecho a propósito, pero aun así dolía que pensara de esa manera aunque fuera muy en su subconsciente. Me abrazó fuertemente mientras seguía hablando. -No... no te preocupes, en serio.- le dije sonriendo levemente, tratando de calmarla, no tenía sentido pelearme con ella por algo así.

-Pero ni lo pienses, por lo que me comentó William, el no estaba para nada interesado. Vaya, ¿pues quién va a estar interesado en ésa?- intenté aligerar el ambiente. -Pero aún así... ¿por qué tanto interés en las actividades de Peverell?- sonreí burlonamente, porque sabía perfectamente la respuesta, pero me gustaba molestarla con el tema.

Sabía que había ido demasido lejos pero de verdad que yo no creía eso es solo que, ay maldita Font la odio tanto, pero a mí que me importa lo que haga Peverell? Que demonios me pasaba, definitivamente las pocas vacaciones con mi padre me habían afectado... Peverell aquí, Peverell allá, que si es buen partido, que si es muy inteligente, que si lo invitamos a cenar no es justo. -Perdón, tu sabes que yo no pienso así, es solo que fue lo primero que se vino a mi mente deseaba insultar tanto a esa pobretona que no lo pense. En cuanto a Peverell no es que me importe lo que él haga o deje de hacer, es solo que se que lo hace por molestarme, claro como yo no le hago caso y soy muy feliz con Adam, por eso lo hace, si debe ser por eso...-
Si claro eso era seguro que Peverell estaba coqqueteando con ella para molestarme pero no lo iba a conseguir, claro que no, yo soy Almeida Slytherin y no estoy celosa. Me derrumbe me abrace a Eléanore y me solte a llorar. -Ay Elie estoy segura que Peverell coqueteo con ella, por que precisamente con ella, no se que me pasa estoy tan confundida, quiero a Adam pero cuando Wiliam se cerca se me mueve el piso es tan injusto, por que si tengo conmigo al mejor hombre del mundo, tiene que venir un engreído, cruel y mujeriego como él a ponerme así? Por qué? Y por si fuera poco mi papá esta encantado con él, si por él fuera me casaba con su pupilo mañana mismo. De pronto y de la nada me daba por hablar hasta por los codos, y lo que más deseaba era un té de frambuesas con menta y un pastel de chocolate, eso siempre me pasaba cuando me deprimía, y eso no pasaba desde que conocí a mi amiga, ella siempre me había apoyado y querido por lo que era y no por quien era o lo que tuviera, y yo daría la vida por ella, aun así la acababa de ofender de la peor manera y me sentía fatal, eso más lo de Peverell y que extrañaba horrores a Adam, sumale que solo vi dos días a mi madre después de tanto tiempo si definitivamente estaba completamente deprimida...

Sabía que Almeida seguía preocupada por su comentario de hace rato, pero decidí dejarlo pasar porque realmente no tenía sentido seguir discutiendo el asunto. Y también había notado que el asunto de Peverell le había afectado más de lo que había imaginado. ¿Pero qué traen todas con ese hombre? -En serio no importa, ya no te preocupes por eso.- le lancé una pequeña sonrisa para mostrarle que el tema ya no importaba. -Mira, tú ni te preocupes por Peverell, ya sabes como es. No veo porque te sorprendes. Y si tanto te molesta, estoy segura de que Font era la que estaba encima de él, el no parecía nada interesado, así que deja de darle vueltas a todo en tu cabeza.- intenté que Almeida se sintiera más tranquila, aunque realmente no había razón para tranquilizarla ya que ella estaba con Adam, pero bueno, ya sabía ella en donde se metía.

Me sorprendí muchísimo cuando de la nada se soltó llorando. Eso si no me lo esperaba para nada. La abracé y traté de calmarla, aunque no sabía que decirle, si estuviera llorando por Adam sería más fácil, pero jamás se había puesto así por Peverell. -Hey, hey, tranquila. Respira. La verdad no creo que haya coqueteado con ella para molestarte, ella llegó a rogarle y como el tenía un par de copas encima no pudo hacer nada. Pero en serio, ni se porque te molestas en preocuparte por él. Claro que es encantador, pero en serio tienes que sacarte esos pensamientos de la cabeza.- tal vez estaba siendo un poco dura con ella, pero realmente tenía que entender que nada con él valía la pena.

Mi amiga estaba tan confundida por mi actitud como yo y es que de verdad ¿que era lo que me pasaba? Peverell para mi siempre había sido arrogante, cruel, grosero, egolatra y todo lo malo que podía ser una persona pero también era el alumno preferido de mi papá, realmente era todo tan confuso... Estaba llorando como una magdalena, era realmente estresante esta situación sabía que era ilógico y necesitaba a Adam más que nunca en la vida... -Ay Elie, este tiempo sin ver a Adam me esta transtornando y con mi madre no puedo hablar de nada, ¿sabes por que regrese antes a Hogwarts? Por que mi padre tuvo que regresar por lo de la apertura de la nueva Universidad y algo que ha estado pasando entre muggles y magos, y mi madre tenía una competencia así que solo dijo bye, según no estaría de fiesta o de compras y salío en el profeta en miles de fiestas, te das cuenta Elie a mis padres no les importó y a Adam tampoco no tengo noticias de cuando llegara o donde esta o como esta, y en encima esta confución por Peverell, ay! Elie por que tiene que pasarme esto a mí.- Solloze en los brazos de mi amiga.
Nada de esto debería estar pasando esto debería ser como otro cualquier día de verano antes de iniciar clases, Eléanore y yo tiradas en la Sala de Menesteres criticando gente y planeando días de campo o fines de semana con Adam y Patrick y no yo llorando y deprimida por estupidéces...

Almeida no dejaba de llorar y de alguna manera me estaba preocupando bastante, nunca se había puesto así. Cuando explicó todo, asentí, entendiendo la razón de porque estaba así. Simplemente todo se le había juntado y la estupidez de Peverell fue la gota que derramó el vaso. Vaya, si yo pensaba que mi vida era complicada, tal vez lo era, pero no me frustrada por todo tanto como ella, tal vez me había dejado de importar desde hace mucho... o simplemente me había resignado.

Sobé su espalda y la abracé hasta que se calmó un poco, solo un poco, porque su llanto parecía interminable. Recordé en donde estábamos, así que desee por un pañuelo y uno apareció en mi mano un segundo después. Se lo entregué, sin saber que más hacer. -Hey, cálmate. No pasa nada, linda. Mira, sé que es difícil ver a tu padre irse así como así, pero sabes como está toda la situación allá afuera, y la verdad no hay nada que podamos hacer con eso.- probablemente eso no ayudó mucho, pero tenía que entender que no era como si su padre no la quisiera. -En segunda, tu madre...- suspiré. -bueno, tu madre es otro caso, pero sabes perfectamente que sí les importas y que darían su vida por ti, no te compliques tanto las cosas.

Sequé una de sus lágrimas con mi pulgar y me reí un poco. -Almeida, esa es la estupidez más grande que haz dicho, ¿de dónde sacas que no le importas a Adam? En serio ya te volviste loca. Te ama con su vida, estoy segura de que tiene buenas razones para no estar aquí. Y ya te lo dije, Peverell no vale la pena, y nunca lo hará, en serio tienes que borrartelo de la mente.

Sabía que Eléanore tenía razón y William no debería importarme en ningún sentido, en cuanto a Adam era cierto el me había demostrado que me amaba eramos la pareja más estable y enamorada del colegio excepto por Patrick y Eléanore que ya estaban comprometidos, Adam y yo no habíamos formalizado en ese aspecto sobre todo por que sabía que si mi padre lo toleraba era por su status social no por que le agradara mucho, siempre que quería hablar con él sobre ese tema me mencionaba a William, en cuanto a mis padres sabía que me amaban pero nunca tenían tiempo para mi, deseaba poder tener un verano como cualquier otra familia pero eso no ocurria, los veranos más felices los había pasado con mi amiga y con mi novio pero no con mis padres y eso era lo que me hacía llorar como loca, intente tranquilizarme y para ello le pedí a mi amiga cambiar de tema, -Cambiemos de tema por favor platicame de ti de tu hermano de Patrick no se de lo que sea...…sonreí aun con lagrimas en los ojos...

Realmente esperaba que Almeida tomara en cuenta todo lo que le estaba diciendo, porque en serio tenía que sacarse muchas ideas equivocadas de la cabeza. Y sabía que como era ella, iba a estar dándole vueltas a todo el resto del día. Me arrepentí de haberle contado cualquier cosa de William, pero bueno, era mi mejor amiga, no tenía porque ocultarle nada. Noté que intentaba calmarse desesperadamente y cambiaba de tema. Le sequé las lágrimas que le quedaban con mi pulgar y le dije: -Pero deja de llorar, niña.- le sonreí.

Suspiré... quería que le contara algo de Patrick o de mi hermano... -Realmente no hay nada que te pueda contar, no he visto a mi hermano todo el verano porque decidió irse a dar la vuelta por Europa o algo así, y me acabó de enterar de que Patrick ya llegó por ti- me reí. -Pero sí pase parte del verano con él, ya sabes, lo de siempre...- le sonreí, intentando que se calmara cuando me gruño el estómago. -Alme, ¿qué te parece si vamos a comer? Creo que llevamos un rato aquí y ya está afectando mi estómago.- le propuse poniéndome de pie.

Eléanore tenía razón debía sacar a Peverell de mi cabeza a como diera lugar necesitaba a Adam como era posible que hubiera pasado todo el verano sin él, sabía que debería estar tranquila y pensar en que cuando Adam llegara deberíamos comenzar a pensar en formalizar tal vez así se me pasaría la ligera molestía de Peverell, ya sabía que debíamos esperar hasta terminar la Universidad pero tal vez si tuviera un anillo como el de mi amiga estaría más tranquila, -Tienes razón amiga lo mejor sera olvidar el asunto.-
Comenzaba a tener hambre esa sensación de vacío tan normal en mi pues me la pasaba comiendo y no sabía cuanto tiempo había transcurrido así que cuando Eléanore se levanto y me propuso salir para comer algo no lo pense dos veces me levante y decidí seguir a mi amiga. -Tienes razón lo mejor sera ir a comer algo muero de hambre y ya sabes que yo pienso mejor con el estomago lleno.- Sonreí y Eléanore también más de una vez me había dicho que debería comer menos que me haría daño. Salimos de la Sala de Menesteres rumbo al gran comedor hablando de frivolidades y trivialidades habíamos dejado olvidado el asunto de Peverell en aquella sala que solía servirnos para escondernos y pasar un buen rato ya sea juntas o por separado solas o con nuestros respectivos novios.